¡Mi novio me terminó, ahora qué hago, mi mundo se ha caído!
¡Qué gran emoción cuando ese galán se fijó en ti! ¿Recuerdas las miradas cruzadas? ¿Y cómo no recordar esa mariposas en el estómago; qué nervios! Te empieza a hablar y no sabes ni dónde meterte; nada existe en ese momento más que él, y claro, tú; escuchas su voz, una voz dirigida a ti la cual llega a tu ser y retumba de una forma indescriptible, estás flechada, enamorada.
Después de un tiempo te dice las palabras que para ti eran las esperadas y que tardaron toda una eternidad para que tus oídos escucharan; "...¿Quieres ser mi novia? En ese momento eres presa de su amor; quizá quieras resistirte, pero es imposible, el néctar del amor llegó a todo tu ser y qué decir; era la esencia esperada; no importa lo que hayas dicho o cómo lo dijiste, no importa lo que hayas expresado el resultado es el mismo; aceptaste compartir la misma copa, la copa del amor.
La relación es maravillosa; en nada piensas más que en él; es tu todo, tu vida, tu mundo, piensas y sientes que todo es bello y que al amor lo encuentras hasta debajo de las piedras.
No obstante, a paso del tiempo de la relación notas que algo está sucediendo, la magia está cambiando, lo notas cambiado, menos interesado o quizá lo notas distante o distraído y otro día está tan conectado a ti que te expresa su amor eterno; quizá lo notas demasiado amable con otras chicas a tal punto que te sacas de onda; lo escuchas y lo sientes cortante o demasiado ocupado para atender "las cosas importantes del amor".
No te sientes bien, pero continuas, puede que pienses que sólo es algo temporal, puede que está solamente en sus días; quizá la presión en el colegio o por las cosas que tiene que lidiar en casa con sus molestos y chocantes padres, sea lo que sea no te sientes bien, pero continuas.
Finalmente llega el día que temías, sientes mariposas en el estómago, aunque en esta ocasión es por los nervios por lo que pueda decirte; ahora lo escuchas y te dice las palabras las cuales finalizan con tu mundo "".X...terminemos"". Dudas, no sabes qué decir o hacer; sólo lo ves articulando palabras, ya no escuchas nada, sólo tu silencio dentro de un hueco profundo el cual es tan intenso que sientes que el piso no existe y siendo así sientes que te vas y te vas dentro de ese hoyo sin fin; terminó, tu gran amor se va y tú te quedas sola con tu corazón lleno de amor ahora no correspondido sin saber que hacer.
Él se ha ido, aquel ingrato amor continua con su vida; total, él fue el juez interpretador de la relación; fue el verdugo que ejecutó sin sentimientos la acción y aquel que dejó caer al suelo un corazón confiado de amor por él; canalla es, canalla es él.
Estás sola con un corazón vacío el cual sólo funciona por inercia de la naturaleza, pero muerto por dentro, sin rumbo, sin vida; y no obstante, tu dolor es tu consuelo, tu refugio en el cual tus razones son consolidadas y con sentido.
Y no importa si estás rodeada de amigos; no estás allí, estás dentro de ti, caminando entre los escombros de aquello que fue destruido; y cuando los amigos se van sólo se intensifica más el dolor de aquello que ya no es y no será más; puede que te digas "¿y si vuelve?", con la finalidad de reconstruir lo perdido, aunque en realidad sólo es una idea para que en la esperanza te sientas mejor, pero esto sólo aumenta tu sufrimiento, aunque al mismo tiempo encuentres consuelo.
Quizá te digas "No volveré a amar", pensando que es el camino correcto para no sufrir; claro, al hacerlo te podrás sentir mejor y siempre será importante que te cuides; nunca lo dejes de hacer.
Puede que te digas otras palabras como "Nadie me amará" alimentando así tu desilusión por un ingrato amor en el cual depositaste tu noble y joven ser. ¿Acaso es malo tu dar en el amor? Nunca lo dejes de hacer.
Y cuando estás en tus límites, donde piensas que nada se puede hacer y haces habitación en la tristeza sucede algo inesperado; te empiezas a dar cuenta que existe una cálida sensación que aunque inexplicable emerge desde tu interior. Te parece raro que incluso lo sientes ajeno a ti, parece más bien un intruso el cual sólo llega a interrumpir "tu paz", pero ¿sabes qué? no te asustes; empiezas a renacer; sólo déjate llevar por ella, la cual sabe por donde tienes que ir ahora; no te resistas, ella es sabia, te enseñará a ver las cosas con más claridad; acomodará tus emociones y pensamientos y te apoyará para tener nuevos sentimientos. Fluye siendo tú, sin limitaciones, sin temores, sé la que tienes que ser; después de todo estás aprendiendo a amar y amar es abrirse, es arriesgar, es dar, es sufrir con sentido y para amar es necesario aprender, aprender siendo tú y al conocerte a ti misma, podrás amarte más auténticamente para que así puedas amar a un mundo que le hace bien falta, tu mundo y el mundo.
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Por el autor: Caleb R. Soto
Psicólogo en Coapa, sur de la Ciudad de México.
Fuente de Imágenes: pixabay.com
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