Estaremos divorciados, no obstante...¡siguen siendo nuestros hijos!
El matrimonio puede ser una experiencia maravillosa o un acontecimiento que puede marcar de por vida a aquellos que tuvieron que vivir la amarga experiencia de disolver dicha relación.
Cuando no hay hijos de por medio, el proceso de duelo como producto del divorcio puede ser más llevadero y más fácil de superarlo de modo tal que la ex-pareja podrá encontrar su equilibrio para seguir adelante con su vida.
Pero cuando en la separación existen hijos ya no es tan sencillo. Los padres tienen que superar la separación de la pareja, sumado a lo anterior, tienen que aceptar que la familia como la conocían se ha desintegrado para nunca más ser; algunos de los padres tendrán que aprender a vivir con que ya no vivirán bajo el mismo techo con sus hijos dando como resultado que sólo los verán "equis" tiempo; otros padres tendrán que aprender a vivir, aunque tengan diario a sus hijos, a aceptar, ver, asimilar, procesar y vivir constantemente con el recuerdo del ex cada ves que vean la cara de los hijos que fueron producto de esa relación terminada.
Algunos padres divorciados (con hijos) podrán adaptarse más fácil que otros en seguir adelante con sus vidas. Conozco casos donde algunas parejas han superado su proceso de duelo producto del divorcio en un tiempo sumamente corto como podrían ser seis meses, otros lo han logrado en un año, otros en un año y medio, por ejemplo; todos estos tiempos están dentro de los parámetros establecidos como aceptables en el proceso de duelo producto de un divorcio.
Recalco que cuando los padres han trabajado en ellos tocante a la superación del divorcio y la disolución de la familia, la relación parental puede ser muy llevadera, es decir, que la relación de los padres hacia los hijos pude ser fructífera y fluida.
En cambio, cuando los padres no asumen su responsabilidad como "divorciados", ante su ex-pareja y sus hijos, sería equivalente a seguir viviendo dentro del conflicto que existía dentro del matrimonio; si este es el caso...¿Para qué divorciarse? Si se tuvo que dar el divorcio ¡Pues que valga la pena la separación para ser feliz tanto para los padres como para los hijos!
Es obvio que en el divorcio la relación con la pareja cambia en comparación que con lo que se vivía, no obstante, lo único que puede seguir entre las ex-parejas, y con previos acuerdos y si fuese posible dicha comunicación, es tener abierta un hilo de contacto unicamente con la finalidad de dar seguimiento a la relación parental, es decir, a la atención de los hijos por parte de ambos padres.
Para ser franco, en varias ocasiones lo anterior no se lleva a la práctica. Puede ser por muchas razones y estas pueden ser válidas. Aun así, los padres tienen que estar conscientes que los hijos, siguen siendo su responsabilidad. El nivel de la responsabilidad puede cambiar en función al tiempo y circunstancia, no obstante, ser padres responsables implica estar siempre en la jugada, casados o no.
Si uno de los padres no está interesado en la relación parental, y que tiene derecho a desvincularse de ella, tendrá que ser claro y asumir las consecuencias de tal decisión..."si no quiere ser padre o madre responsable, el cual es su derecho, no tendrá derecho moral de ser abuelo(a), salvo cambie o los nietos lo concedan".
No es recomendable la ambivalencia de acción parental, es decir, que los padres estén en una relación parcial de forma temporal, cuando lo sienten o tengan ganas; hay padres que se van para después volver y después de un tiempo irse de nuevo; así no funciona tampoco; se está o no se está. Este tipo de conductas vuelven neuróticos e inseguros a los hijos.
Por otro lado, los hijos tendrán que aceptar y aprender a vivir su "nuevo formato familiar", no obstante, esto será para otro artículo.
¿Y tu qué opinas del tema, cuáles han sido tus experiencias y si tienes alguna recomendación, puedes compartirla?
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Referencias: pixabay.com
Idea Psicológica: Lic. Caleb R. Soto
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